José Tomás ayer, de rosa y oro (aquella tarde en Linares...) |
JOSÉ TOMÁS SE ESTRELLA
Ardua tarea conseguir un cacharro en la barra del Hotel Cervantes. Ambiente de gran expectación, de gran acontecimiento. Fieles seguidores del torero de Galapagar, famosillos del tres al cuarto y aficionados lugareños se afanaban por conseguir algo fresco para combatir el calor que inundaba Linares ayer tarde. En la plaza, literalmente, no cabía un alfiler. Y es que Linares es lugar obligado en el calendario taurino de José Tomás. Allí se le quiere de manera especial. Dio tardes de gloria, derrochó un valor sin límites y regó con su sangre su inmenso ruedo como hiciera hace sesenta y cuatro años aquel que siempre fue su ídolo. Porque el espíritu de aquel coloso de Córdoba sigue planeando sobre el albero del siempre atractivo coso de Santa Margarita. Y no seré yo quien critique la presencia de J. T en Linares. Es más, alabo que allí toree, como debiera hacerlo irremisiblemente en Sevilla, Madrid y Bilbao, para darle sentido a una temporada que, sin la excusa de que éste es año de rodaje y recuperación, no lo tiene.
Ayer José Tomás se estrelló ante un lote prácticamente imposible del hierro albaceteño de Las Ramblas. José, impecablemente vestido de rosa y oro, meció lentamente su capote al segundo de la tarde en unas verónicas tan lentas como cadenciosas, tan profundas como hermosas. Remató con media que todavía dura… Pero el pupilo de D. Daniel Martínez pronto cantó su condición de manso. Imposible extraerle ni un solo muletazo. El bicho se aquerenció en tablas y allí, valiente y decidido, le plantó infructuosa batalla el galapagareño. Se aperreó con la espada y la gente se empezó a mosquear un tanto…
El quinto, el más anovillado del encierro, fue otro manso que al menos se dejaba engañar con la pañosa si conseguías llevarle tapado y no quitársela nunca de la cara. Justo eso fue lo que hizo Tomás, quien construyó en los medios una lucida faena muy por encima de lo que merecía el manso. Siempre cruzado y expuesto extrajo muletazos por ambos pitones con su excepcional corte y de un mérito infinito. La plaza se entregó al madrileño, que antes de cobrar una estocada trasera y tendida, se había adornado ya en terrenos de tablas en un garboso toreo por alto y unos estatuarios marca de la casa. Se pidieron para él las dos orejas, pero el usía dejó el premio en una. Seis corridas, seis orejas. Poco, muy poco para las ilusiones que despierta.
Y es que cada corrida de esta traicionera temporada parece tener el mismo guión. Un trofeo para él y puerta grande para el más joven de la terna. Arturo Saldívar en Valencia, Talavante en Gijón, César Jiménez en Ciudad Real , Juan Bautista en Bayona y ayer Curro Díaz de una u otra forma le han mojado la oreja. Y eso tiene que escocer. Esperemos que sirva de escarmiento y el año que viene sea otro cantar.
Curro Díaz quiso agradar a sus paisanos durante toda la tarde. Con el tercero cuajó una emocionante y sentida faena en la que destacaron tres series con la mano derecha de bella factura y sincero ajuste. Salió trompicado en un pase de pecho y el astado lo prendió de mala manera. Se libró de la cornada por los pelos. Esto enardeció a sus paisanos que pidieron para él los máximos trofeos al pasaportar Curro de un estoconazo entrando a ley al mejor toro de la corrida.
Ayer le tocó a Juan José Padilla la labor de telonero. Cumplió el de Jerez que se mostró decidido en los tres tercios y bullidor y arrojado como acostumbra. Trató de agradar siempre el aguerrido diestro patilludo y el complacido público linarense a bien que se lo agradeció.
José Tomás salió andando. Pocas veces a lo largo de su carrera habrá abandonado una plaza de toros seis tardes consecutivas por su propio pie pues en la mayoría lo hizo aupado en hombros o camino de la enfermería. Y esta es la historia de lo que pasó en Linares o, como me dijo el otro, de lo que no pasó…
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Linares
Lleno de “No hay billetes”
Seis toros de “Las Ramblas” bien presentados excepto el quinto. Mansos y descastados en general. Destacaron por mejor juego tercero y cuarto.
JUAN JOSÉ PADILLA: Ovación y Una oreja con petición de la segunda
JOSÉ TOMÁS: Palmas y una oreja con petición de la segunda.
CURRO DÍAZ: Dos orejas y silencio.
Al final del festejo Curro Díaz fue sacado en hombros por la puerta grande.
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