Cuando aquel inigualable genio del toreo que fue Gallito pronunció la archiconocida frase de "Quien no ha visto toros en el Puerto..." muy probablemente se estaría refiriendo a una tarde parecida a esta. Pues bien, a aquella paradigmática sentencia del hijo de la "señá" Gabriela añado yo: "Quien no ha visto un mano a mano entre Morante y Manzananares, no sabe lo que es un dia de toros". Aquí, un servidor ya ha tenido la inmensa suerte de haber presenciado dos, y en la misma temporada, Jerez de la Frontera y El Puerto de Santamaría. Como diría un flamenco: "casi na".
Es difícil decidirse por una de las dos corridas pues si en aquella de la pasada Feria del Caballo hubo sobre todo un faenón histórico de José Mari entre otras muchas cosas, en la tarde más esperada de la temporada de verano de la Plaza Real del Puerto no paramos de aplaudir, jalear y sobre todo disfrutar con la tauromaquia de estos dos irrepetibles monstruos.
Y es que desde esa primera ovación con la que el maravilloso público, que llenó hasta el reloj una de las plazas con más solera de España, obsequió a los dos espadas tras finalizar el paseillo hasta la última estocada de la tarde,y qué estocada, todo transcurrió entre olés, palmas por bulerías y sobre todo felicidad, mucha felicidad.
Morante no intentó faena con el que abrió plaza. Tenía reservado todo su manantial de arte para tercero y quinto. El mejor Morante de la temporada resucitó en El Puerto. El mejor intérprete del toreo de capa de la actualidad le enjaretó tres o cuatro lances al tercer "cuvillo" de la tarde que hicieron tornar en cañas las lanzas del primer toro. Ya a partir de ahí todo fue una comunión entre un entregadísimo público y un más que inspirado Morante. El trasteo que el de La Puebla compuso constituyó la faena más completa de la tarde. Expresión, arrebato y embrujo podrían definir cada uno de los derechazos y naturales del sevillano quien tras fallar al primer intento cobró una estocada que le valió sus dos primeros trofeos. Pero Morante todavía nos tenía reservado algo más. Primero un quite por chicuelinas marca de la casa y después otra faena en la que destacó no tanto el toreo fundamental como los adornos: trincherazos, kikiriquies, de pecho,recortes y molinetes compusieron una faena repleta de duende y pellizco. Y cómo no, en ocasiones tan especiales la famosa silla no podía faltar. ¡¡¡La silla de Morante!!!
El artista alicantino por supuesto no quiso quedarse atrás y empató en orejas y en toreo con el sevillano. José Mari hizo faenas a los tres de su lote. Pero sobre todas sobresalió la que realizó al cuarto de la tarde. El de Núñez del Cuvillo fue un gran colaborador y Manzanares consiguió con él los muletazos más hondos y largos de la tarde por el lado derecho. Siempre con la muleta en la cara del animal, para que no se le marchara a otros terrenos dio todo un recital de temple , cadencia y sometimiento. No quiso probarlo con la mano izquierda. La faena estaba hecha y el de Alicante lo pasaportó de una estocada rebiendo un pelín caida que hizo que el toro tardara en rodar. Aseguraba así la puerta grande. Pero lo mejor del "Manzana", sin duda alguna vino con la espada, y no recibiendo como en tantas ocasiones nos ha deleitado últimamente, sino al volapié. ¡¡Qué manera de entrar a matar, amigos míos!! La última estocada de la tarde fue el mejor broche a una tarde histórica. Ni tres segundos tardó el toro en caer. Y además ejecutando la suerte con gran elegancia y pureza.
Para finalizar, no quiero olvidarme también de comentar uno de los momentos, no por lucidos, más emotivos de la tarde que no fue otro que el tercio de banderillas del quinto cuando Morante ofreció los palos a José Mari para que pareara junto a él. Toda la plaza puesta en pie tributó a los dos una ovación que nos emocionó sobremanera. Fue un resumen de todo lo que se vivió esta tarde.Y es que el toreo...es así.
FICHA DEL FESTEJO
Sábado 6 de agosto de 2011
Plaza de toros de EL Puerto de Santamaría
Lleno
Seis toros de Núñez del Cuvillo de buen juego en general, destacando cuarto y quinto, y de correcta presentación.
Morante de la Puebla: Bronca, dos orejas y dos orejas
José María Manzanares:Oreja, oreja y dos orejas.
Al finalizar la corrida ambos fueron paseados en volandas y salieron por la puerta grande.
Destacó la cuadrilla de Manzanares, sobresaliendo Curro Javier en la brega y Juan José Trujillo con los palos en el sexto.
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