El natural soñado, por Alejandro Talavante. Zaragoza 2011 |
Concluía el mes de septiembre con la caída del último bastión taurino en Cataluña, la plaza de toros de Barcelona. Las huestes antitaurinas vencieron en la penúltima batalla y el incesante asedio a la Monumental se convirtió en una victoria del frente neo progresista y pseudodemócrata comandado por los abanderados del independentismo más fanático.
Si triste fue el final del mes de septiembre no lo fue menos octubre con dos noticias que calaron profundamente en el corazón de los aficionados. Por una parte el mundo taurino quedó verdaderamente conmocionado con las tremendas e impactantes imágenes de la cornada recibida en Zaragoza por el diestro gaditano Juan José Padilla al que un toro de Ana Romero casi arranca la cabeza de cuajo al poner el tercer par de banderillas de un tercio complicado por las dificultades que el animal presentaba a la hora de cuartear. Al de Jerez le queda ahora un largo camino que recorrer y habrá de enfrentarse próximamente a innumerables intervenciones quirúrgicas, pruebas que superará a buen seguro el aguerrido torero, curtido en mil batallas en los ruedos con ejemplares de las más difíciles ganaderías del campo bravo español . Suerte y mucho ánimo para él.
Se fue Chenel. El torero de la movida madrileña, el torero del Madrid bohemio y chulapón nos dejó a los 79 años víctima de una grave enfermedad pulmonar. Torero de una personalidad infinita y a mi juicio sobrevalorado, que firmó para la historia varias faenas trascendentales cuya repercusión creció en buena medida gracias a la exagerada difusión mediática de un medio de comunicación para el que él mismo trabajó y también debido al escenario en el que tuvieron lugar la mayoría de dichas obras, ni más ni menos que la plaza de toros de Las Ventas, su casa. Es mi modesta opinión. Aún así fue un torero referente de una época y de una más que respetable afición.
Por otra parte la plaza de La Misericordia de Zaragoza y su feria del Pilar coparon el grueso del final de temporada. Y de aquí sale un torero lanzado. El techo que Alejandro Talavante puede alcanzar ni él mismo lo sabe. La faena que el extremeño realizó en el coso de Pignatelli marcará un antes y un después en la tauromaquia del genial artista y porqué no decirlo de la tauromaquia moderna. Allí hubo un compendio de imaginación, temple, sometimiento y abandono. Talavante comenzó con un toreo entregado, arrebatado y de largo trazo y muñeca imposible en los remates. Intercaló posteriormente improvisadas y, a mi juicio, excesivas arruzinas con toreo fundamental. Y en el final de faena surgió el Talavante sentido y artista parando los relojes al templar la embestida del astado de Núñez del Cuvillo con los muletazos más lentos e inspirados que imaginarse pueda. Falló con la espada y dicen que era de rabo. De haber estado en la plaza probablemente hubiera pensado que sí, pero la televisión…ya se sabe.
El otro gran triunfador del ciclo maño fue David Mora que justificó con creces sus dos comparecencias saldándolas con tres orejas y un crédito que le hace figurar en los primeros lugares de la parrilla de salida de cara a la temporada que viene. Otras dos orejas cortó el local Alberto Álvarez la tarde del triunfo de David con los de Bañuelos. También puntuaron en el serial zaragozano Serafín Marín, un gran Manzanares, César Jiménez y Daniel Luque.
Aparte de la feria del Pilar los otros dos acontecimientos importantes del mes fueron la triunfal y apoteósica encerrona de Talavante en Zafra donde se entretuvo en cortar nada menos que nueve orejas y un rabo y el apasionado mano a mano entre David Mora e Iván Fandiño en la feria de Otoño madrileña donde se jugaron el todo por el todo ofreciendo un recital de valor y coraje con animales de difícil aprovechamiento. Ojalá que en 2011 estos dos toreros se suban al carro de los grandes definitivamente porque de confirmarse lo realizado esta campaña, dos nuevas figuras habemus.
Esto se acabó. La temporada 2011 tiene un pódium claro con Manzanares a la cabeza como gran triunfador y una campaña histórica y dos escoltas a los lados, por una parte la incombustible figura del Juli y por otra un resurgido Talavante. Dos revelaciones, Fandiño y Mora completan el quinteto de toreros que más ilusiones despertaron.
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